4.07.2007

lalocuraautomática_LaSecta.mp3


Con el Daniel nunca me sentí mujer. Siempre me vi, a su lado, demasiado tosca, demasiado amig"o", demasiado rota y demasiado burda. No fue sino hasta que nos besamos que me sentí femenina, conciente de todo lo que tenía y de todo lo que le estaba provocando.

Pero esa fue la vez. Al día siguiente nos reímos y yo me avergoncé, pero al fin y al cabo no había pasado prácticamente nada, un par de besos ebrios y un chupón rosado en nuestro cuellos. Un agarre púber, las manos más ingenuas de mi vida, ron y risas, y a la semana ya no hablábamos de eso.

Con el Daniel nunca me sentí mujer, no hasta que me tuvo entre sus brazos y me acarició la espalda. Y nunca hasta ahora pensé que él, quizás, nunca se había sentido hombre sino hasta cuando le mordí los labios y le canté travesuras al oído. "Algo así como la locura automática"- le dije- "tú me tocas y yo no te dejo, y cometemos el mismo error denuevo, y nos reímos". Y me reía.

El Dani se reía pero ahora no se ríe, y me da la sutil impresión de que alguien ya no está conforme con nuestra relación androgenoide. Y quizás urge volver a tragarnos vasos de hormonas y coca cola, y volver a reirnos y volver a tocarnos, como si, en una de esas, ser mejores amigos hubiese pasado de moda.

1 comentario:

Anónimo dijo...

tonta! obvio que te estai pasando rollos denuevo (no le mostris esto al dani jajaja).

olvidate de los hombres de tu vida y estudia,floja! (pero no deji d escribir que toi demasiado metida cn el nuevo, jeje)