zumdada_Zion.mp3
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{Me desabrochaste la polera.
Me apretaste contra una pared y me levantaste la falda, y ni siquera me pediste permiso.
Cuando te pedí que no te fueras, te fuiste igual.
Nunca me besaste el cuello, y te despediste con un "qué hice".
No me quisiste dar tu mano, y nunca, nunca, me dijiste (siquiera) una sola palabra tierna. }
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Y no me importa. Verte pasar como si nada ya no tiene la gracia de antes. La mirada oblicua, el saludo de venia, los pasillos intercambiados y el arte de la evasión... ¿será que ya estamos muy viejos? ¿O será que ya no me la crees?
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Cuando traté de bailar contigo me quedé pegada mirándote aburrida.
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Juraría que algo te cambiaste. Te arreglaste, perfumaste, enchulaste como cacharro gastado. Eso, o tus labios tienen algo magnético. Porque ayer nos encontramos en el metro -justo en uno rojo de la línea 4-, y no pude mirarte a los ojos, de tantas ganas y de tanta vergüenza. Aún.
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Pero de que aquí no hay nada, no hay nada. Y esto, que no vuelva a repetirse.
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{Esto será entre tu y yo... al menos, hasta la próxima.}